Megan asintió en silencio. Para entonces, el cansancio del viaje se le notaba en la cara, y Jake al fin la dejó ir. Al entrar en su casa, Megan sintió por fin que había vuelto a la realidad. Las emociones de su corazón comenzaron a agitarse, pero no pensaba decirle nada a Donna. Después de todo, ella era la única que tenía que enfrentarse al dilema.
—Megan, por fin has vuelto. Estaba a punto de llamarte —gritó Donna con ansiedad. Estaba de pie frente al sofá con su teléfono cuando oyó que la puerta se abría.
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