—Finnick, mira. Nuestro hijo es muy obediente, ¿verdad? —Vivian lo miró y esperó su respuesta con seriedad. Finnick le hizo un gesto con la cabeza y le alborotó el pelo con cariño.
No la había visto sonreír con tanta alegría desde la desaparición de Larry. A veces, deseaba que Vivian se quedara así para siempre. Pero pronto ocurrió algo impactante: ¡Vivian estuvo a punto de caer al vacío desde las escaleras mecánicas! Había salido corriendo sin avisar y ya estaba en el suelo antes de que Finnick pudiera reaccionar. No fue porque no prestara atención. Fue porque Vivian fue demasiado rápida para que él reaccionara a tiempo.
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