La guardaespaldas se dio cuenta de que la suerte no estaba de su lado. Sería difícil que escaparan si alertaba a los demás. Dirigió una patada a la pantorrilla de uno de los hombres y este cayó de inmediato. El resto de los tres hombres se dieron cuenta de que no era fácil lidiar con ella y sacaron sus pistolas. En cuanto lo hicieron, la guardaespaldas echó mano de la pistola del hombre que estaba en el suelo. Disparó un tiro a uno de los hombres y rodó hasta el lado de Hannah. Los brazos de Hannah habían sido liberados por la guardaespaldas femenina hace un momento. Luego, le desató las piernas mientras esta se ocupaba de bajar a sus secuestradores. El disparo de la guardaespaldas alcanzó a uno de los tres hombres, mientras que los otros dos se separaron. Entonces dispararon contra Hannah, ya que sabían que Hannah era más importante que la guardaespaldas. Todavía tendrían margen de negociación mientras tuvieran a Hannah. Le apuntaron a la pierna porque temían matarla por accidente.
La guardaespaldas tenía un gran sentido del peligro, ya que había sido asesina. Se apresuró a acercarse a Hannah y la empujó. Hannah cayó al suelo y casi se desmayó por un momento mientras el dolor le subía por la columna vertebral. La guardaespaldas tampoco estaba en buena forma. Recibió un disparo en el hombro cuando empujó a Hannah y la herida le quemó. Sin embargo, no tuvo tiempo de comprobar su herida, sino que se dio la vuelta, rodó hacia el lado de Hannah y disparó a los otros dos hombres.
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