«¡Uf! Detesto que me acusen con cargos injustificados! ¿Por qué debo ser condenada cuando no fue mi culpa? ¿Por qué tengo que cargar con las consecuencias?»
—Como dice el refrán, se necesitan dos para bailar un tango. Si no le hubieras animado, ¿por qué iba a seguir pegado a ti? —Keith continuó censurándola groseramente.
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