A veces se le ocurría que debía renunciar a ella porque era demasiado despiadada. Incluso podía recurrir a medios despreciables para conseguir sus objetivos. Nunca le había gustado nadie como ella, pero esa misma noche en el bar, cayó en sus seducciones. Curiosamente, nunca se había enamorado de nadie; por eso se mantuvo en contacto con ella. Sin embargo, al final fracasó.
—Oh, nada. Vendo ropa y hago algunos recados. Eso es todo —fue la vaga respuesta de Rune.
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