Vivian agarraba y soltaba el teléfono una y otra vez, preguntándose si debía llamar a Finnick. Estaba bastante preocupada por él: «Ya es muy tarde, ¿ha cenado a tiempo? ¿Se enfrentó a algún peligro?», pensaba. Pero como estaba cansada, acabó por dormirse. Y ya era de día cuando volvió a abrir los ojos.
Lo primero que hizo fue comprobar su teléfono. Para su decepción, aún no había ningún mensaje ni noticia sobre Finnick. Como él no estaba en casa esa mañana, Vivian fue a su trabajo temprano. Además, tendría muchas tareas que terminar ese día porque el día anterior se lo había tomado libre.
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