—Está bien. Nos dirigimos a otro lugar. Adiós —lo cortó Joan, dando unos pasos hacia atrás, dispuesta a marcharse. El resto de los hombres que se encontraban detrás de ellos le bloquearon el paso de inmediato.
—Señorita, se está haciendo muy tarde. La ayudaré —insistió. Con eso, el hombre calvo bajó a Nancy de su espalda.
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