A Regina le temblaban los labios y su rostro era de un blanco espantoso. Se quedó sin palabras. Fabian tenía toda la razón sobre ella. No era más que un juguete que se aferraba a su sugar daddy. Sin embargo, no había forma de que aceptara la realidad. Tomó las duras palabras de Fabian como una táctica que él utilizaba para menospreciarla. «¡Voy a vengarme de ti!», dispuso.
Cegada por el odio y la venganza, se lanzó hacia delante y agarró el pelo de Hannah con violencia, sus dedos formaban algo parecido a una garra. Pero por fortuna, los reflejos de Fabian entraron en acción y atrapó sus muñecas, sujetando sus manos con fuerza.
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