El propio Samuel prefería a las mujeres, pero nunca tuvo la suerte de tener una hija. Por lo tanto, solo podía confiar en que Vivian le diera una nieta. Sin embargo, ella se puso rígida ante la mención de tener otro bebé. «Acabamos de volver. ¿Deberíamos tener otro hijo tan pronto?», pensó. Sabía que no podía ser tan brusca con un anciano, así que esperaba transmitir su mensaje con sutileza cuando respondió:
—Abuelo, regresé hace poco tiempo. Creo que es mejor esperar a que nos acostumbremos al otro antes de hablar de tener más hijos.
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