Hannah se preguntaba si su editor le guardaba rencor. «¿Por qué parece que soy la más ocupada de todos los jefes de equipo? Parece que tienen mucho tiempo libre, ya que siempre están jugando en el ordenador o a las cartas la mayor parte del tiempo», pensó. Por desgracia, se equivocaría al pensar así. Los demás jefes habían ido acumulando clientes poco a poco, pero como ella acababa de asumir el cargo, era normal que tuviera que revisar tantos documentos a la vez.
—Seguiré trabajando hasta el final del año si no tengo a nadie que me ayude con esto —refunfuñó mientras miraba con resentimiento la pila que parecía más alta que ella—. Oye, siempre puedes conseguir un asistente personal. De todos modos, eres la líder del equipo —se rió Hannah, pero luego negó con la cabeza.
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