Al oír eso, Yvette no pudo evitar sentir pena por Lyna. Mirando a Lyna, que estaba tan agraviada que incluso se podían ver gotas de lágrimas colgando en la comisura de sus ojos, asintió mientras pensaba en el accidente de coche tramado por ella.
«Parece que he hecho algo bien. Una fulana de mierda como ella merece morir. Aunque no funcione esta vez, habrá otras oportunidades».
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