Finnick se agarró al brazo de Vivian justo cuando estaba a punto de bajarse.
—Vivian, pareces muy preocupada. ¿Estás segura de que no necesitas mi ayuda? —le preguntó con rostro serio. Ella le miró a los ojos con seriedad. Su vacilación duró solo un momento, y negó con la cabeza—: No es necesario. Puedo encargarme de esto yo sola. Deberías irte. Si necesito tu ayuda, te llamaré.
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