Vivian se dio cuenta de que no sabía cómo enfrentarse a Rachel y a Finnick. Ambos solían ser importantes para ella, pero la decepcionaron mucho por lo que hicieron. Su mente era un torbellino mientras trataba de procesar esos pensamientos. Al acercarse a la mesa del comedor, miró a Finnick y le insinuó: «Me muero de hambre. Si no me acompañas, seguiré sin ti». Al instante, él la comprendió y se unió a ella. Cuando Larry estaba allí, se sentaba frente a ellos. Ahora que no estaba, la casa se sentía vacía.
—¿Cómo está ahora? —preguntó Finnick. Vivian se sintió confundida por su pregunta de Finnick, pero pronto se dio cuenta de que se trataba de Rachel. Transmitió las palabras de la enfermera y volvió a concentrarse en su comida. Como había pasado hambre durante todo el día, él no dijo nada para que ella pudiera disfrutar de su cena.
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