—¡Vivian! —En el restaurante concertado, Hunter divisó de un vistazo a Vivian, que estaba sentada junto a la ventana. Se apresuró a acercarse emocionado y se sentó frente a ella—. Es tan raro que me invites a comer. Me echas de menos después de tanto tiempo, ¿verdad? No soy un tipo tan malo, ¿verdad? —Hunter bromeó, pero Vivian no estaba de humor.
—Hunter, la razón por la que te llamé hoy aquí fue para pedirte ayuda. —Decidió no irse por las ramas.
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