A Megan le brillaron los ojos, pero puso cara de circunstancias y dejó a un lado el vestido que tenía en la mano. Mirando a Jacinta y a la dependienta, les reprendió:
—¿En serio? Parece que sólo sirven para fastidiar a sus clientes. Ya que sólo se permite la entrada a la tienda a los famosos de primera fila, ¿por qué no imprimen un memorándum y lo pegan en la entrada?
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