Megan no tenía mucho que empacar, ya que su guardarropa era una mísera colección de ropa usada. Salió de su dormitorio con todas sus cosas en una sola mochila. Antes de salir, echó una última mirada a la casa que había llamado hogar durante los últimos doce años. Aunque siempre había deseado irse, sintió que su corazón se retorcía al darse cuenta de que nunca iba a volver.
Por fin, estaban listos para partir.
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