Vivian se rio de lo patética que se había vuelto. No quería llamar a Finnick, pues creía que eso la haría parecer una persona controladora. Justo cuando se revolcaba en la desesperación, la oficina se llenó de repente de zumbidos. Vivian oyó a Jenny y a Sarah hablar de las noticias. Decidió unirse a ellas para quitarse a Finnick de la cabeza.
—¿De qué están hablando? —preguntó.
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