Fabian estaba tan emocionado que había olvidado que Vivian estaba herida. La forma en que le sacudió los hombros le produjo un dolor insoportable, y su rostro se volvió aún más pálido. Al ver su rostro ceniciento, Fabian al fin se calmó un poco. De inmediato la soltó de su agarre.
—Lo siento. Olvidé que estabas herida.
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