—¡Ya hemos llegado, señorita! —la llamó el conductor, sacándola de sus pensamientos. Hannah asintió, pagó y bajó del taxi. Para su sorpresa, cuando entró en la casa encontró a Fabián tumbado en el sofá. Llevaba un traje informal y holgado, pero no ocultaba su increíble figura. Incluso había gotas de agua que caían de los extremos de su flequillo, lo que indicaba que acababa de salir de la ducha.
Hannah se quedó boquiabierta por lo que vio y comprobó en el salón si Yvette estaba por allí, pero no la encontró por ninguna parte.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread