—Oh no, ya son las ocho. Los aldeanos deben estar durmiendo a esta hora... ¿a dónde vamos ahora? —murmuró Megan.
Jake le había tomado la mano con seguridad durante el viaje de vuelta. Al principio, ella se resistió, sintiéndose incómoda por lo íntimo del gesto. Sin embargo, poco a poco fue cediendo al saber que no podía escapar de su agarre.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread