Acelerando el paso, Benedict se quedó mirando las flores que tenía delante. Su mirada estaba llena de deleite y preocupación a la vez. Encantado porque Vivian había decidido por fin abrirse en el ámbito emocional, ya que estaba dispuesta a aceptar las flores de otra persona. Después de todo, se consideraba un buen comienzo. Sin embargo, le preocupaba que ella pudiera conocer a alguien equivocado y ser herida de nuevo.
—Vivian, ¿quién te dio las flores? —Benedict hizo la misma pregunta que Larry. Sacudiendo la cabeza, ella explicó:
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