—¡Ya está! —Tras dejar escapar un largo suspiro de alivio, el técnico de mantenimiento se limpió el sudor de la frente y abrió rápido la puerta del ascensor que estaba cerrada a cal y canto.
Una vez abierta la puerta del ascensor, Vivian se apresuró a avanzar mientras rezaba para que Finnick estuviera bien y no le ocurriera nada malo. En los segundos que siguieron a la apertura de la puerta del ascensor, Vivian vio una silueta pasar a su lado. Cuando volvió a mirar, solo vio el bolso de una señora en el ascensor vacío. Evelyn y Finnick no aparecían por ninguna parte.
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