La irritante voz de Yvette sonó en el oído de Hannah, provocándole al instante un dolor de cabeza. Mirándola, Hannah se riñó en silencio en su mente: «Ja, ¿crees que eres mejor? Lo único que sabes es seducir a los hombres. ¿De qué hay que presumir? Sólo eres una idiota que fantasea con convertirse en la Sra. Norton. ¿Sabes que ya me ha tomado como esposa?»
Hannah frunció un poco el ceño, pero consiguió esbozar una sonrisa.
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