«Hmm, quizás estén comprobando que soy apta para el cielo». Con eso en mente, Joan se tumbó en la cama tranquila y permitió que la enfermera le pusiera un goteo intravenoso. «Qué enfermera tan bonita. Esto sí que es el cielo».
Al notar el escrutinio de Joan, la enfermera preguntó, desconcertada:
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