Sí, el hombre tenía razón. Antes de Larry, hubo un hombre que vino a buscar al jefe. El hombre incluso había entablado una larga discusión con él. Pero, por suerte, el fabricante decidió rechazar la petición del hombre. El fabricante siempre había pensado que el destino era la fuerza motriz más poderosa para determinar si debía colaborar con alguna de las partes, al igual que la forma en que elegía a sus amigos. Solo había colaborado con empresas de renombre cercanas a su empresa. Por lo tanto, nunca se había planteado una empresa conjunta con una compañía extranjera.
—¿No quiere llevar su negocio a mayores pasos? La reputación de tu negocio está en lo más alto y goza de un gran nombre, incluso a nivel internacional. ¿Por qué no aprovecha esta oportunidad para ampliar su negocio? —Larry paró en seco al fabricante y trató de convencerlo.
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