—Me gustaría poder decir que es un buen hombre… —Esas fueron las únicas palabras que Larry pudo decir en respuesta a la defensa que Joan expuso.
—¿Esta es la residencia de los Barrymore? Hay un paquete para la Sra. Barrymore —dijo el mensajero que estaba fuera de la puerta. Se abanicaba furioso con su gorra, derritiéndose con el calor abrasador.
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