—¡Ayuda! ¡Alguien se ha caído! —La voz femenina desconocida volvió a sonar.
Aparte de los gritos de la mujer, Joan pudo distinguir los gruñidos de un hombre, que sonaban muy frágiles a sus oídos. No había nadie pasando por la zona en ese momento. El grito de auxilio de la mujer se hizo más frenético mientras los gruñidos del hombre se debilitaban.
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