No tenía ninguna prueba concreta para demostrar que Mia era el cerebro que lo manipulaba todo. Además, no había mucho que pudiera decir después de que Osmond hablara por Mia en el acto en ese momento.
Por lo tanto, sólo podía aguantar en silencio ya que no había nada que pudiera hacer. Sólo podía culparse a sí misma por subestimar la insidia de Mia en sus juegos mentales.
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