«Oh, así que ha venido a visitar a la señora Young». Joan asintió para sí misma. Luego se dio la vuelta y caminó hacia su habitación, excusándose de su conversación. A decir verdad, lo hizo porque de repente se sentía muerta de cansancio después de todo lo que pasó con Caiden y Noelle.
«¿Por qué la gente malinterpreta cada cosa que hago? Un día de estos, puede que me harte tanto que me deshaga de todos ellos y viaje por el mundo. ¡A quién le importa si se mueren de hambre y no pueden hacer sus propias comidas!», se quejó. Se quedó observando cómo los capullos de las flores se mecían con el viento que soplaba fuera de su ventana. Una mezcla de emociones, con una tristeza generalizada, se agolpaba en su pecho.
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