Megan, claro, no cayó en eso, ni era tan tonta como para creer que Josiah estaba ahí para hablarle del guión a esa hora. Sin embargo, no podía permitirse ofender al subdirector.
Por supuesto, el fenómeno de que los directores se acuesten con las actrices era algo habitual en el mundo del espectáculo, y todo era consentido. Algunas actrices incluso se ofrecían con la esperanza de conseguir más escenas o mejores papeles. Por eso el mundo del espectáculo se consideraba una industria libertina. Por supuesto, Megan no era una persona así. Eso era cierto tanto en su vida pasada como en la actual.
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