La razón era que no podía dejar de preocuparse por la partida de esa pequeña familia de tres personas a una ciudad tan lejana. Además, estaba acostumbrada a ver a su nieto todos los días. Por eso le molestaba la idea de no poder verlo más durante mucho tiempo y no sabía qué hacer si lo echaba de menos la próxima vez.
Solo después de mucha persuasión por parte de Larry y Joan, Vivian aceptó el hecho sin llorar. Y después de despedirse tanto de Finnick como de ella, la pareja subió al coche y se dirigieron a Wildefield.
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