Shania estaba atada a la idea de que ambos no tenían dinero y provenían de un estatus social bajo. Su arrogancia prepotente levantó la barbilla hacia el cielo, actuando con soberbia. Helen solo puso los ojos en blanco. «¡Está mirando a Fabian con tanto desdén!», se molestó.
¡Zas! Otro golpe cayó en la cara de Shania.
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