Fabián se encogió de hombros, ignorando los insultos de Xavier. Con una mirada arrogante, sonrió y respondió:
—Bueno, hace unos días estaba angustiado y molesto, así que estaba ahogando mis penas en lugar de deleitarme con un buen vino. Por suerte, las cosas cambiaron y lo superé —declaró. Luego se acercó a Xavier y añadió con una sonrisa sarcástica—: Ahora que lo mencionas, quiero dar las gracias a alguien a quien conoces. A mi esposa, Hannah Young. No podría verte hoy aquí, si no fuera por ella.
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