El calor que ardía en el cuerpo de Megan parecía que iba a derretirla en cualquier momento, pero se negaba a actuar frente a Anderson. Estaba demasiado asustada como para desabrocharse un botón. Reprimió sus emociones y trató de mantener la calma, aunque su mirada ya estaba borrosa y ya no podía concentrarse.
Anderson se burló al oírlo. Respondió:
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