Una voz cálida la reconfortó en ese instante. Le aseguró que todo estaría bien, pero no pudo distinguir a la misteriosa persona. «¿Quién era?» se preguntó. «Debe ser Benedict. Fue él quien me rescató. Siempre estuvo a mi lado cuando necesité ayuda».
—Benedict... —Vivian estaba decidida a asegurarse. Así, gritó su nombre. Quería abrir los ojos, pero no podía hacerlo por mucho que lo intentara. Aunque lo hiciera, el mareo la envolvería al instante.
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