Para evitar que Mia alcanzara la fama, todo lo que Megan tenía que hacer era cortar cualquier posible apoyo.
Sin embargo, Megan no estaba en una posición muy favorable. No sólo era una humilde asistente, sino que tampoco tenía fama ni aspecto. Los inversores serían unos completos idiotas si le permitieran rodar el anuncio.
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