—Gracias. Mia, ¿qué haces ahí fuera? Vamos. No hagas esperar al Sr. Thompson —justo en ese momento, Anderson invocó con una expresión jactanciosa. Segundos después, una cara seductora y hermosa apareció de detrás de la puerta.
—Hola... a todos. —Mia llevaba una elegante minifalda, pero su sonrisa era muy poco natural.
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