Vivian asintió en los brazos de Finnick. Con mucha delicadeza, Finnick apartó a Vivian y la condujo hacia el sofá.
—Bien, respira profundo y háblame despacio. Cuéntame todo. —Finnick agarró un pañuelo de papel de un recipiente cercano y le limpió las lágrimas con ternura.
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