—¿Deberías estar agradecido de que mi familia no tenga intención de vengarse de ti y, sin embargo, aquí sigues pidiendo que te cases conmigo? ¿Acaso estás delirando? ¡Mírate bien en el espejo! ¿Qué te hace pensar que puedes casarte conmigo? ¡Piensas demasiado en ti mismo!
Tras desahogar sus frustraciones con el hombre, Gabriella colgó la llamada de inmediato.
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