Al pensar en esas fotos, Vivian no sintió más que vergüenza y ni siquiera pudo mirar a Finnick. Apartó la mirada con obstinación. Sin embargo, en el momento en que giró la cabeza, Finnick la agarró de forma brusca y la obligó a mirarle a los ojos.
—Vivian. —Su voz era severa—. No te atrevas a mirar hacia otro lado.
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