Joan esbozó una sonrisa incómoda. No había nadie al lado del anciano y no podía soportar dejarlo solo. Además, el hombre parecía ser también de Chanaea.
—Señor, ¿dónde está su familia? —preguntó. Recordó que Dustin seguía esperándola, y no podía quedarse mucho tiempo para acompañar al anciano. El hombre bebió un sorbo de agua y respondió en voz baja:
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