A pesar de saber que Donna no pretendía hacer daño, no había forma de que Megan volviera a depositar sus esperanzas en Herman.
La mujer hablaba de corazón cuando se refería a la venganza y la traición, ya que era una historia real que ella había vivido antes. Nadie podría ponerse en su lugar ni imaginar la angustia por la que había pasado. Sin decir una palabra, dejó caer su mirada, respirando hondo y tranquilizándose. Negándose a hablar de Herman, cambió de tema:
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