Al ver su expresión de asombro, Finnick soltó una risita y se dio la vuelta para abandonar su sala. Había decidido hacer pagar a Evelyn todas sus maldades tanto a Vivian como a él. Ya no era necesario perdonarle la vida. Se encargaría de ajustar las cuentas con ella una por una. Cuando estaba a punto de marcharse, Evelyn se levantó de un salto e intentó agarrarle del brazo, pero su brazo no era tan largo.
—¡Finnick! ¡Por favor, no te vayas! Por favor. —En su lucha, Evelyn cayó al suelo con un golpe. Se apoyó y avanzó despacio.
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