—Calabacita, lo siento. Todo esto es culpa mía —sollozó Vivian mientras se aferraba a Larry. Pensó que le había dado a Larry todo su amor, pero aún no podía compensar lo que le faltaba de amor paternal.
—Calabacita, todo esto es culpa mía. No te di una familia completa. ¿Puedes perdonarme por esto? —Vivian lloró.
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