Tirando la manta a un lado, Jake se sentó en la cama y la miró. Sacudida, Megan asomó por entre las sábanas con las mejillas rojas y encendidas. Después de perder el tiempo sin rumbo, abrió la boca, pero no le salieron palabras. Al ver lo incómoda que estaba, Jake decidió no avergonzarla más. En el momento en que le quitó la manta, ella chilló:
—¡Qué estás haciendo!
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread