El niño era inocente. Fabian sabía que no podía actuar de forma irresponsable y abandonar sin miramientos a la madre y al niño. Sin embargo, ¡detestaba a Ashley! Al principio, solo quería explotarla para vengarse de Vivian, que le había engañado, porque la cicatriz de Ashley en el entrecejo le recordaba a ella. Pero para su sorpresa, Dios le había gastado una gran broma.
Vivian no le engañó; ¡solo fue una víctima! Pensando en el pasado, se dio cuenta de que no había estado a su lado cuando ella necesitaba su consuelo y protección. Dos años más tarde, tras volver a encontrarse con Vivian, volvió a cometer el mismo error.
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