Al ver la delicadeza con la que Finnick se ocupaba de las heridas de Vivian y la forma en que se la llevaba sin mirar a los demás, la expresión de Evelyn cambió. Se pellizcó la palma de la mano con las uñas. Benedict captó el resentimiento y la indignación que mostraban sus ojos. Le recordó
—Evelyn... Finnick está casado.
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