Finnick mantuvo la compostura; incluso cuando puso los ojos en Vivian, no hubo ni una pizca de emoción en su rostro.
—Bien, empecemos ahora. —Fabian sonrió recatadamente y le indicó a Vivian que se tumbara en el sofá. Finnick empujó su silla de ruedas y se dirigió hacia ellos, evitando por completo la mirada de Vivian.
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