Vivian también estaba empapada, pero el grupo de despiadados no se inmutó en absoluto. Cuando Finnick oyó los gritos de Vivian mientras huía del persistente grupo, se puso delante de ella para protegerla.
—Vivian, si no quieres unirte al resto, ¿por qué no te pones a un costado? —gritó a pleno pulmón debido a la intensidad de la situación. Cuando Vivian vio a Finnick frente a él, extendiendo sus brazos para protegerla del estruendoso grupo, sintió como si hubieran viajado en el tiempo y estuvieran allí como una encantadora pareja.
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