En cuanto a Fabian, estaba tumbado en el sofá viendo las noticias de la noche. Era una costumbre suya y la fuente de muchas de sus ideas empresariales. Al cabo de un rato, Hannah salió del baño con el pelo suelto sobre los hombros. Llevaba un pijama de dos piezas de aspecto conservador que no lograba ocultar su sensual figura. A pesar de no estar maquillada, su piel se veía impecable y brillaba bajo la luz. Sus mejillas aún estaban rosadas por haber salido de la ducha.
—Ya he terminado de bañarme. Ahora te toca a ti —informó Hannah a Fabian mientras se secaba el pelo.
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